
Déjame estar en tu ojos,
hasta tu ombligo y más allá.
Pérmiteme entrar en tus zapatos,
conocer como das los pasos
socorrerte en tu andar perdido.
Todo eso di que está preso,
descose tus labios y ofréceme esas palabras
que mi tímpano anhela.
Ya te puedo mirar sin que te llore
y si te lloro...el agua es dulce.
Suerte en el transcurso de este destino incierto, que espera paciente. Que es tan incierto que en él no existen cuadros ni líneas que lo guíen...
1 comentario:
En lágrimas me hallo al ver tantísima sensibilidad en un blog. Por caprichos de la Divina Providencia, Dios quiso que me fuera a caer por aquí y me he quedado realmente impresionado por cuando expones aquí. Espero de corazón que sigas publicando tantas buenas entradas que llenan de orgullo y emoción al humilde visitante que por aquí se asoma.
¡Un abrazo!
\\Alkareth
P. D: quizás quieras echarle un vistazo a mi blog y ver qué opinas ;) (http://uncastilloenelaire.wordpress.com).
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