Aturdida entre miles de almas errantes
allí estuve inmortalizando tiempos añejos
un mar de esqueletos jadeantes de abandono.
Marginados en un pueblo reservado al silencio
yacen a sus pies simientes florares
cruces, agua y cemento.
Dormidos perpetuamente
postrados pecho arriba
protegidos por un manto de tierra
permanecen y se eternizarán
mas sus seres amadossus rostros en ningún tiempo olvidarán
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